Su arquitectura colonial, su historia, el fulgor de sus calles y el sabor de su gente, hacen de este populoso sector de Cartagena un lugar mágico que todo turista desea conocer.
Aunque oficialmente fue llamado “arrabal” en otras épocas, por haberse levantado en las afueras del recinto primitivo de la ciudad, desde los primeros tiempos de su formación social fue bautizado popularmente Getsemaní.
Getsemaní llegó a ser, pues, un barrio tan original y con una vida tan propia, que era como una pequeña ciudad que, aunque inspirada en la evolución urbana de los primeros barrios, generó sus propios espacios y vecinos de aire popular. Por eso, la plaza de la trinidad es la equivalente urbana de la plaza mayor del centro y la Iglesia de la Trinidad es la repetición de la catedral, en una escala menor ajustada a su imaginario popular. Sin embargo, la otra ciudad, que era el centro de poder, muchas veces se negó a aceptar a Getsemaní como parte de sí misma y en ocasiones llegó a excluirla de sus planes, ante lo cual tuvo, inclusive, que intervenir la propia corona.
“Getsemaní fue y sigue siendo, uno de los barrios más tradicionales de Cartagena. Y cómo no serlo si en él estuvo por muchos años el mercado público de la ciudad, un lugar en el que convergían personas de todos los estratos socioeconómicos de Cartagena, quienes se unían sin importar etnias, sitios de procedencia o apellidos. En Getsemaní los ricos se unían con los pobres, y nada más importaba”, menciona Mario Martínez, un Cartagenero que vivió más de 30 años de su vida en este barrio, en el que –dice- dejó parte de su corazón.
“Getsemaní tenía una magia especial, su esencia popular lo hacía un barrio único en el que todos nos conocíamos. De Getsemaní salieron grandes cantantes y deportistas Cartageneros, de hecho se pudo dar el lujo de tener un equipo propio de béisbol en primera categoría. A lo largo de la media luna prosperaron
muchísimos bares como el night club la marina, la bastilla, abacoa y el continuo bar, sitios recordados con nostalgia por la mayoría de Cartageneros de más de 50 años. En Getsemaní florecieron las casas de empeño, las boticas (droguerías) y los llamados ‘ventorrillos’, hoy conocidas como tiendas de barrio”, agrega.
Getsemaní es entonces, la herencia viva de un pasado impregnado de la esencia popular que hace de Cartagena de Indias uno de los sitios más representativos de la cultura material y espiritual de los pueblos del caribe.
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